El reconocimiento de nuestra identidad y personalidad jurídica implica respetar la correcta escritura de los nombres y apellidos en el documento nacional de identidad (DNI), según la Defensoría del Pueblo.
La omisión de tildes en los nombres o apellidos es un error de escritura que no invalida un acto jurídico ni administrativo. Hoy se puede subsanar mediante una rectificación (fe de erratas).
La redacción clara, coherente y correcta no solo potencia la marca personal de los profesionales, sino también la reputación de las empresas. Por eso, es necesario el compromiso de todos.